Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El invierno se precipitó un domingo a la salida de misa. La noche del sábado había sido sofocante. Pero aún en la mañana del domingo no se pensaba que pudiera llover. Después de misa, antes de que las mujeres tuviéramos tiempo de encontrar un broche de las sombrillas, sopló un viento espeso y oscuro que barrió en una amplia vuelta redonda el polvo y la dura yesca de mayo. Alguien dijo junto a mí: "Es viento de agua". Y yo lo sabía desde antes...
1 comentario:
Estás bien? hay algo misterioso que me dice que no, que algo no va como debería. Dame noticias tuyas.
Publicar un comentario