martes, 2 de octubre de 2007

Eclesiastés, 1-9 (Borges)


Si me paso la mano por la frente,

si acaricio los lomos de los libros,

si reconozco el Libro de las Noches,

si hago girar la terca cerradura,

si me demoro en el umbral incierto

si el dolor increíble me anonada

si recuerdo la Máquina del Tiempo,

si recuerdo el tapiz del unicornio

si cambio de postura mientras duermo

si la memoria me devuelve un verso,

repito lo cumplido innumerables

veces en mi camino señalado.

No puedo ejecutar un acto nuevo

tejo y torno a tejer la misma fábula,

repito un repetido endecasílabo

digo lo que los otros me dijeron

siento las mismas cosas en la misma

hora del dia o de la abstracta noche.

Cada noche la misma pesadilla,

cada noche el rigor del laberinto.

Soy la fatiga de un espejo inmóvil

o el polvo de un museo.

Sólo una cosa no gustada espero,

una dádiva, un oro de la sombra,

esa virgen, la muerte. (El castellano

permite esta metáfora.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Borges me ha caido mal siempre, aunque he de reconocer su maestría en algunas de las cosas que ha escrito. Esta es una de ellas. Un beso. Dos. Mil.